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TAPEO SIN HUMO

Una boda sin humo

Ayer estuve en una boda sin humo. Y a pesar de los problemas que (se cree) se deberían montar en esos casos, todo transcurrió con la mayor de las calmas. Y con el mayor de los deleites. 

Saborear el coctel y la comida sofisticada de La Ontina sin interferencias olfativas fue genial. Hasta tomar unas copas y comenzar el baile sin que te picaran los ojos ni la garganta (y ésto me lo dijo una fumadora) era un disfrute. Evidentemente no se regalaron puros, sino bombones, una opción mucho más sana y suculenta.

Salvo una persona que fue la oveja negra e hizo de su capa un sayo y fumó, en un rinconcico pero fumó, el resto de los fumadores fueron desfilando a la calle cuando lo consideraron imprescindible, pero demasiados sin aspavientos. Desde luego no vi a nadie enfadado por no poder fumar.

A última hora, ya en horario de discoteca, se cambió de ubicación y se permitió fumar.

Pero tal y como se estructuró el tema, todos, sin excepción, disfrutamos del banquete.

Muy recomendable.

1 comentario

patricia -

Hola, como me alegro: una boda sin humo!! No debe de ser tan difícil, respetar a los tuyos, a los pequeños y a los mayores, a alguna embarazada... en vez de ahumarlos cual salmones. Es tan sencillo como salir a la calle a fumar el pitillo... qué esfuerzo! No sé por qué nos resulta tan extraño que no se fume en un restaurante para banquetes si es así por Ley; será verdad lo que dice Javier en su post anterior: por qué sólo una minoría respeta esta Ley? (Al menos en la hostelería). Yo he conseguido que se respete en mi lugar de trabajo ganándome la antipatía de algunos de mis compañeros fumadores (qué se le va a hacer!). Aún así lo prefiero: antipática en ambiente libre de malos humos, je, je. Saludos